Autor: Katherine Govier
Título: La
hija del dibujante
Editorial: Algaida
Literaria Internacional
ISBN: 978-84-9877-977-6
Páginas: 672
Precio: 18.00€
Sinopsis extraída de la editorial:
Ei, la tercera hija del famoso pintor
Hokusai, vive en el Japón del siglo XIX durante el último shogunato del clan
Tokugawa: un país aislado de toda influencia extranjera y donde rige la moral
tradicional y una férrea censura, que mantiene al pueblo ignorante y supersticioso.
Ei acompañará a su padre desde pequeña y crecerá rodeada de artistas,
prostitutas, mercaderes, adivinos, cuentacuentos y artesanos que pululan por
Yoshiwara, el distrito del placer de Edo —la actual Tokio—, en una época
difícil para quienes tratan de burlar una justicia que los castiga por
inmoralidad de forma arbitraria. Con esta obra, Katherine Govier saca a la luz
un personaje injustamente olvidado por la Historia : una novela exótica y emocionante, pero
también un relato de amor, admiración y competitividad entre un padre y una
hija.
La hija del dibujante nos sitúa en Japón
en el siglo XIX. Katsushika Oei nace en el año 1800, en Edo (actualmente
Tokio), y es la tercera hija de Hokusai, la primera con su segunda mujer. Desde
el momento de su nacimiento, la relación de Oei y su padre ya es especial. A
pesar de que Hokusai tiene tres hijos (dos niñas y un niño), trata a Oei como
si nunca antes hubiera tenido un bebé en sus manos y se hace cargo de ella.
Katherine Govier nos narra la vida de Oei
desde que es una niña hasta que es una mujer adulta. Desde pequeña se siente
atraída por los pinceles y, entre ellos, va forjando su carácter. Oei es una
mujer fuerte e inteligente, no solo aprende a pintar, también a leer y a
escribir y no está dispuesta a someterse a los convencionalismos vigentes en el
Japón del siglo XIX. Pero, a pesar de ser una mujer independiente y de no
aceptar las tradiciones establecidas para las mujeres de su tiempo, vive atada
a su padre. No porque su padre así se lo exija, sino por el vínculo tan fuerte
que existe entre ellos. Una relación compleja, pero en la que no pueden vivir
el uno sin el otro. Oei permanece junto a su padre hasta el día de su muerte y,
aún tras su muerte, ella sigue firmando sus pinturas con el sello de su padre.
Gracias a este libro, descubrimos a una
excelente pintora que pudo llegar a ser, incluso, mejor que su padre pero que,
sin embargo, siempre se mantuvo tras su sombra. Es impresionante ver cómo,
cuando su padre comienza a mostrar signos de debilidad por su enfermedad, ella
se mantiene fiel y le ayuda a finalizar sus obras, sin importarle que lleven la
firma de su padre y que todo el reconocimiento sea para él.
Otro personaje importante, además de Oei y
Hokusai, es Shino, una mujer a la que su marido obliga a prostituirse por
levantarle la mano en una discusión. Shino, además de convertirse en amante de
Hokusai, llega a ser la mejor amiga de Oei y, con sus consejos, ayuda a Oei a
sobrevivir en el machista mundo que las rodea. Su amistad se prolonga durante
toda su vida y, aunque Shino desaparece en ciertos momentos de la historia,
siempre aparece cuando Oei más la necesita.
La historia está muy bien escrita y
documentada. Las descripciones de los personajes, así como de los paisajes y de
la sociedad de la época, están llenos de detalles, pero con un vocabulario
ligero y fácil de entender.
Me ha resultado muy interesante conocer la
vida en Japón en el siglo XIX. Y ver cómo un país tan cerrado, con unas
tradiciones tan arraigadas, se enfrenta a la llegada de los occidentales y cómo
se va abriendo al exterior. También me ha llamado la atención la vida en
Yoshiwara, conocido como el barrio del placer, y que Oei visitaba desde pequeña
con su padre, donde se rodeaban de prostitutas, artistas, artesanos,...
Sin embargo, la lectura de la novela puede
ser lenta. No existe una trama central, al tratarse de la narración de la vida
de Oei, y la historia va avanzando de forma demasiado pausada. A pesar de que
me estaba gustando, tuvieron que pasar muchas páginas hasta que me sentí
enganchada.
Al final del libro, hay un apéndice en el
que Katherine Govier va contando cómo se encuentra con éste personaje y las
investigaciones que ha realizado para
conocer su historia. También hay un glosario de vocabulario japonés muy útil.
Aunque me ha costado terminar el libro,
por esa sensación de ver que no avanzaba, me ha gustado la historia y ha sido
todo un placer conocer un personaje como Oei, completamente desconocido para
mí. No es un libro que se pueda recomendar a todo el mundo, pero sí a los
amantes de la novela histórica y a aquellos que quieran conocer la vida de
alguien tan especial como Oei.
Gracias a Editorial Algaida y Momentos de
Silencio Compartido por proporcionarme el libro.
Reseña publicada en Momentos de Silencio Compartido.
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