Ofrenda a la tormenta - Dolores Redondo

Autor: Dolores Redondo

Título: Ofrenda a la tormenta

Editorial: Destino

ISBN: 978-84-233-4868-8

Páginas: 544 páginas

Precio: 18.50€ (rústica con solapas)

Sinopsis extraída de la editorial:

Ha pasado ya un mes desde que la inspectora de la Policía Foral recuperó a su hijo y pudo detener a Berasategui. Pero a pesar de que tanto la Guardia Civil como el juez Markina dan por muerta a Rosario, Amaia siente que no está libre de peligro, un desasosiego que sólo Jonan comprende.

La muerte súbita de una niña en Elizondo resulta sospechosa: el bebé tiene unas marcas rojizas en el rostro que indican que ha habido presión digital, y además, su padre intenta llevarse el cadáver. La bisabuela de la pequeña sostiene que la tragedia es obra de Inguma, el demonio que inmoviliza a los durmientes, se bebe su aliento y les arrebata la vida durante el sueño. Pero serán los análisis forenses del doctor San Martín los que convencen a Amaia Salazar de investigar otras muertes de bebés, que pronto revelarán un rastro inaudito en el valle. Berasategui muere, entonces, inexplicablemente en su celda, lo que despliega una trepidante investigación que llevará a Amaia al auténtico origen de los sucesos que han asolado el valle de Baztán.

Y mientras, desde el bosque, una impresionante tormenta llega para sepultar la verdad más demoledora.

Ofrenda a la tormenta es la última parte de la Trilogía del Baztán, tras El guardián invisible y Legado en los huesos. El nombre de la trilogía le viene por el lugar donde se desarrolla la historia, el valle de Baztán, que es el municipio más extenso de Navarra.

Creo que pocas veces he estado tan pendiente de la publicación de un libro. Comencé El guardián invisible por los buenos comentarios que había leído y me gustó tanto que, poco tiempo después, empezaba Legado en los huesos.Cuando lo terminé, estaba tan enganchada a la historia que esperaba impaciente la publicación del final de la trilogía. Y esa espera ha sido recompensada porque no me ha decepcionado en absoluto.

Un consejo: si no has leído los dos libros anteriores, te aconsejo que no sigas leyendo esta reseña; siempre intento no contar demasiado de las historias, pero, a veces, no se puede evitar.

En esta ocasión, la historia comienza con la muerte de un bebé en casa de su abuela, donde sus padres la habían dejado para salir a cenar. Aunque, a priori, se establece que ha sido por muerte súbita o muerte de cuna, la pequeña presenta unas marcas sospechosas en la cara; además, el padre intenta llevársela de la funeraria y, cuando es descubierto, comienza a gritar que lo dejen en paz, que tiene que terminar con aquello. El padre se convierte en el primer sospechoso, ya que también se le sitúa en casa de la abuela a la hora de la muerte del bebé. La bisabuela, sin embargo, atribuye la muerte a Inguma. Según la mitología vasca, es un genio responsable de pesadillas y terrores nocturnos; se cuenta que, por las noches, entraba sigilosamente en las casas y robaba el aliento de los bebés tapando sus vías respiratorias.

La inspectora Amaia Salazar comienza a investigar esta historia y descubrirá más muertes de bebés declaradas como muerte súbita pero rodeadas de extrañas circunstancias. Y todas ocurridas a lo largo de los años en el valle del Baztán.

En este tercer libro, el caso que se investiga es nuevo y distinto a los anteriores. Sin embargo, aparecen personajes que ya conocimos en El guardián invisible y Legado en los huesos y, poco a poco, van encajando todas las historias como piezas de un puzle hasta conseguir un cierre perfecto para esta trilogía. Aunque intuí el final muchas páginas antes de que llegara, no por ello dejó de ser sorprendente.

La ambientación de esta novela vuelve a ser magnífica. Como ya comenté en mi reseña de Legado en los huesos, no puede haber un escenario mejor para esta trilogía. Dolores Redondo consigue que te sumerjas en los paisajes del valle del Baztán y en sus tradiciones. El bosque, la bruma, la lluvia… se vuelven reales a medida que avanzan las páginas.

La narración vuelve a ser impecable y, de toda la novela, me gustaría destacar un hecho que está contado de forma magistral y que está relacionado con un duro golpe que sufrirá Amaia en el curso de la investigación. El dolor tan desgarrador que siente la inspectora está tan bien narrado, que llegas a sentirlo como si fuera propio.

El ritmo de la trama engancha desde la primera página. Es ágil y no decae en ningún momento, así que su lectura es bastante ágil y adictiva. 

Mi único pero es que queda un fleco suelto y ese es la historia de Dupree. Vuelve a aparecer en esta novela con sus misteriosas llamadas telefónicas, pero poco más sabremos sobre él. Aunque, quién sabe, si no dará lugar a un nuevo libro.

Ofrenda a la tormenta me ha parecido un gran final para esta trilogía, imprescindible para los amantes de la novela negra.